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Curso 2016/17

viernes, 30 de octubre de 2009

EJERCICIO NÚMERO 4.



Tema: Dragón (del latín draco, y éste del griego δρακον, drakon, ‘víbora’ o ‘serpiente’) es un animal mitológico que aparece en diversas formas en varias culturas de todo el mundo, con diferentes simbolismos asociados.
http://es.wikipedia.org/wiki/Drag%C3%B3n

Los textos pueden ser microcuentos, no mayores de 25 líneas en Time new roman 12 (3cm de margen a cada lado).
Poemas de hasta 50 versos o artículos con una extensión de 3 a 6 páginas.

Más información en:
http://www.taringa.net/posts/info/1785855/Mi-Primer-Megapost-de-Dragones.html

La imagen pertenece a: http://www.japanxtreme.es

TODOS LOS SANTOS, TODOS.



Adela Torres Esplá

Lía vivía en una ciudad mediterránea, llena de estruendos en las fiestas y de pasados gloriosos. A su edad y viviendo sola, era muy difícil poder celebrar el día de Todos los Santos, sin pasar un mal trago, acudiendo al cementerio para rezar a no se sabía qué. Así y todo, como todos los años, días antes, encargó a Mikaela que reservara una orquídea natural para engancharla en aquella piedra fría y negra donde solo se reflejaba su soledad.

Sus hijos no le acompañaban nunca al cementerio, de hecho aprovechaban estas fechas para aquel viajecito a Londres que nunca llegó a entender. Mauro y Elia se iban de compras todos los años por estas fechas y ella entendía que era lo mejor para la pareja, haciendo un acto de fe, exento como ella, de cualquier atisbo de maldad.

A primera hora de la mañana desayunó pensando en no dejar olvidada su orquídea en el frigorífico, donde la había dejado el día anterior. Sorbió un café soluble sin sabor a nada y se puso el abrigo que otro noviembre, de hace mucho tiempo, había estrenado para ir al cementerio. Porque Lía recordaba muy bien que por este tiempo, se estrenaban abrigos y chaquetas, al menos en su época.

Sola y arrastrando los zapatos empezó a caminar sin pensar en nada, prácticamente como un robot, hacia las afueras de su ciudad. Al pasar se detuvo en una pastelería, de señoras, como ella las llamaba y se quedó mirando un escaparate repleto de calabazas y lazos negros. Verdaderamente estaba precioso cargado de aquellas calabacitas tan graciosas y de todo tipo de decoraciones en tonos naranja. Ladeó la cabeza y leyó muy lentamente: Ha-llo-ween. Siguió su camino moviendo su cabeza en un gesto que expresaba desesperanza. La verdad es que Lía no podía encajar aquella estúpida costumbre de Halloween. Suponía que había llegado tarde, que aquello no iba con ella y que debía de ser un signo de su decrepitud. En realidad había intentado tragarse las nuevas y distintas celebraciones que se empeñaban en encasquetarle sus nietos a pesar de que ella seguía teniendo sus referentes autóctonos y no encontraba ninguna necesidad de remitirse a ritos que en realidad no entendía o que le importaban un pito. Pero aquellas calabazas eran bonitas, alegres…

Rosalía Fernández Sastrón siempre había celebrado el día de Todos los Santos, y la verdad es que lo recordaba como un día de fiesta, de estrenos y de visitas al cementerio. Sus amigas y ella se vestían con sus trajes de domingo y se encaminaban hacia el puente de San Blas buscando grupos de chavales para lucir sus vestidos y sus caídas de ojos.

Cuando llegaban, se organizaban rápidamente en una ruta familiar que atendía a los fúnebres compromisos de todas, sus abuelos, sus tíos, algún lejano familiar, todos ellos con las lápidas relucientes y a punto de revista.

Sin embargo Lía no podía aportar su capítulo mortuorio al itinerario elegido. Lía no era de allí y no tenía a ningún muerto al que visitar, limpiar o rezar. Así que vivía siempre la fiesta de los muertos con una alegría desconectada y al parecer, fuera de lugar.

Aquellas y otras cosas le rondaban a Rosalía cuando decidió salir de su añoranza y pensar que aquella fiesta de las calabazas seguiría siendo para ella el día de estrenar un abrigo, de comprar unos huesos de santo y de visitar la feria con la ilusión de sus olvidados doce años.

Dio media vuelta, dejando el cementerio a lo lejos y se dirigió a la pastelería de señoras para encargar unos dulces y una calabaza para Lucas, su único nieto. Estaba claro que hoy le llevaría a la feria, con la orquídea en la solapa del abrigo.



Zarnikh

Marta Aparicio

O sea, que estoy muerto. También es mala suerte morir justo el día de Halloween, nadie se lo tomará en serio. Lo último que recuerdo es que estaba en la terraza de casa tomando una copa. ¿Me habrá envenenado mi mujer? No, eso habría supuesto una muerte más lenta, no tan repentina. Aunque puede que ella comenzara a ponerme algo en la comida hace tiempo... No, no, qué tonterías pienso, cómo me va a envenenar mi Carmenchu. Por cierto, si ya se ha enterado debe de estar destrozada… Me gustaría decirle que estoy bien porque lo cierto es que desde aquí arriba hay unas vistas estupendas. Creo que lo mejor es que vaya a buscarla. Voy a bajar.

¡Qué barbaridad! Esto de volar es rapidísimo, tendrían que inventar algo para que la gente se pudiera propulsar. A ver dónde está mi Carmi. Uy, ¡pero si yo sigo ahí en la terraza! Por favor, que me quiten de ahí, que hay niños en la urbanización… ¡Carmenchu! ¡Carmenchu! ¿Dónde se habrá metido? Bueno, también es un poco estúpido esto de gritar si realmente no me oirá, sólo notará mi presencia tipo la peli de Ghost o algo así.

Me aburro. Aquí no llega nadie. ¿Tengo hambre? No lo sé… Es que no noto nada. ¿Tendré que comer algo o en esta vida ya no hace falta? Bueno, voy a echar un vistazo a la despensa por hacer algo. ¿Y esto? Zarnikh, número atómico 33. Bueno, el bote no tiene muy buena pinta, mejor me espero a que llegue Carmenchu. Voy a mirar si tengo algún correo, quizás aprovecho y cambio mi estado, aunque poner en Facebook muerto quizás queda un poco fuerte. Vale, no tengo ni idea de cuál es mi clave. Contraseñas, PINs y PUKs parece que no son relevantes en esta nueva vida y se me han olvidado por completo. Bueno, pues leeré las noticias a ver si dicen algo de mi muerte. Quizás abren una investigación porque ni yo tengo muy claro lo que ha pasado aquí. A no ser que la autopsia revele que ha sido un infarto o algo así, claro. Aunque yo no he notado nada. O al menos no me acuerdo.

Vaya, lucecita verde, hay mensajes en el contestador, voy a ver si me he dejado algún asunto pendiente en este mundo:
Hola Paco, este domingo no podré ir a jugar a golf, la suegra nos invita a una paella. Ya nos vemos la semana que viene
Bueno, quizás ya dentro de más tiempo.
Sr. Aguilar, soy Helena. El Dr. Ferrer quiere hablar con usted. Llámele, por favor.
Vaya, ¡a ver si ahora resulta que mi médico me iba a avisar! Pues me podría haber llamado al móvil.
Paco, cariño, estoy harta y te dejo…
¿Qué dice esta tía?
… Si me quedo más, te mato, así que mejor me voy…
¿Pero cómo que te vas?
… Has cambiado mucho y no me gustan tus negocios. Daniela te seguirá haciendo la comida.
Daniela, ¡es verdad! ¿Dónde está esa mujer? Pero, ¿qué negocios? ¡Mierda! ¿Por qué hay cosas que no consigo recordar? Bueno, no me voy a quejar, me esperaba algo peor con esto de la muerte. Pero entonces, ¿a qué me dedicaba?

Tampoco sé si ha pasado más de un día desde que morí, qué jaleo. A ver, voy a ver mi cuerpo. ¡Aaaaaaaaahh! ¿Y ese ojo? Pero por favor, ¡si me lo han reventado! Ya decía yo que veía un poco mal… O sea, que ahora, mínimo, si revivo, me tendrán que poner un ojo de cristal… En fin, cosas peores se han visto. Da mucho yuyu verse a uno mismo muerto, mejor me vuelvo para dentro. ¡Buf! Y encima ahora parece que sí que tengo hambre, sí. A ver si llega Daniela y prepara algo. Le esperaré sentado aquí dentro. ¿Zarnikh? ¿Zarnikh? ¿Quizás trabajaba con eso? Ni idea, voy a mirar en Internet qué pone: palabra de origen persa. Zarnikh oropimente amarillo, también conocido en griego como arsenikón. Se trata de un elemento químico cuyo símbolo es As y con número atómico 33. En la tabla periódica de los elementos se encuentra en el quinto grupo principal (...).

Perfecto, no sé por qué y no tengo muy claro quién, pero fijo que alguien me ha asesinado.

Un muerto bien muerto

Carmen Babiloni
Cuando en esta urbanización de Los Ángeles se prepara Halloween lo viven todos con mucha intensidad.
Unos días antes cada vecino se afana para que su decoración sea perfecta y cada año cambia su escenografía.
Sólo hay un vecino que vive a su aire y que no se relaciona con nadie más, es empresario, con fama de extorsionar a sus empleados, los amenaza continuamente con el despido, si no rinden al máximo. Estos consecuentemente lo odian.
Cuatro días antes de la fiesta recibe a un socio inglés que se desplaza hasta Los Ángeles para pedirle cuentas de sus gestiones, no llegan a un acuerdo, pero sí a las manos y sin pretenderlo el inglés desnuca a su socio de un golpe fatal aunque bastante accidental.
En el salón encuentra un disfraz de zombi con el que el otro seguramente pretendía atemorizar graciosamente a sus vecinos y empleados y se lo coloca, a medianoche lo saca al jardín y desaparece de la escena del crimen.
Los vecinos sólo se dan cuenta de lo ocurrido cuando una vez pasado Haloween la decoración de aquella terraza sigue sin desmontarse. Cada mañana miran hacia allí, al principio con indiferencia y luego ya con cierta preocupación. Hasta el momento en que descubren que el zombi es un muerto muy muerto.
La ficción termina cuando aparece la policía. Ya todo es real.

EJERCICIO NÚMERO 4.



Tema: Dragón (del latín draco, y éste del griego δρακον, drakon, ‘víbora’ o ‘serpiente’) es un animal mitológico que aparece en diversas formas en varias culturas de todo el mundo, con diferentes simbolismos asociados.
http://es.wikipedia.org/wiki/Drag%C3%B3n

Los textos pueden ser microcuentos, no mayores de 25 líneas en Time new roman 12 (3cm de margen a cada lado).
Poemas de hasta 50 versos o artículos con una extensión de 3 a 6 páginas.


Más información en:
http://www.taringa.net/posts/info/1785855/Mi-Primer-Megapost-de-Dragones.html

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jueves, 29 de octubre de 2009

TALLER DE ESCRITURA



Vicente Joaquín Peris Calleja

Escribo, escribo, y escribo... Ya tengo 75 años, y nada publicado... ¿Quién soy yo? No me conoce nadie. Me siento como el “lobo estepario” de Herman Heesse. Soy un personaje oscuro y aciago, por lo menos para el mundo, porque para mi, creo que he escrito cosas relevantes, pero esta civilización está ciega a la luz que yo les muestro. Mas valdría quedarme yo ciego para no ver tanta gente ignorante.

Ahora, con la cercana celebración de Halloween, la gente venera a los muertos, pero en vida no saben reconocer lo que tiene valor. Asi que... ¿Eso quereis? ¿Os gustaría venerarme y adorarme? Ya tengo mucha edad, y ahora tengo ya que pensar en los triunfos que obtendré al otro lado. Está todo ligado. Mi alma seguirá evolucinando y recogiendo todo aquello que sembró. Y yo voy a hacer ahora mi ultima siembra: No he podido escribir para la humanidad..., pues que sea la humanidad la que escriba sobre mi... A ver quienes son los aliados que dan vida a mi muerte. Si el germen no muere la planta no nace, solo con la muerte adviene lo nuevo... Estoy tranquilo en esta silla en el balcón y con la escopeta en mis manos me apunto al entrecejo, a la glandula pineal, al tercer ojo... Tengo la esperanza de que en algun lugar... ¡¡¡PUM!!!

El alma de Mostafa salió de su cuerpo, mientras éste último quedaba indiferente en la silla, a modo de muñeco decorativo, que algunos viandantes miraban, la mayoría cegados por la cercanía de la Noche de Brujas, y otros creyendo ver tal cadáver, pero confusos, como si eso no fuera asunto suyo, o sin querer meterse en nada ajeno, y como... había ya ambiente de Halloween... quedaba muy atractivo. Y así, pasó varios dias esa materia en la silla, mientras su antiguo propietario, flotando aún muy cerca, retrospectaba el panorama de toda su vida, antes de dirigirse a la zona purgatorial, y le venía al recuerdo con vehemencia de aquellas veces en que su padre le gritaba: ¡Nunca llegarás a publicar nada sobre cosas que no interesan a nadie!, reprensión que le marcaba muy profundamente...

Después de ser hallado el cadáver, la noticia circuló por todo el mundo, y en una ciudad española, Castellón, una maravillosa y a la vez enigmática profesora de un taller de escritura, propuso a sus alumnos escribir una narración sobre tal sorprendente suceso, y claro, con la difusión de internet, también estos relatos se divulgaron, hasta el punto de que en un periódico de Los Angeles, -lugar del suceso- apareció una noticia sobre la actividad de ese taller castellonero: HALLOWEEN “TALLER ESCRITURA” IN CASTELLON OF THE PLANA, haciendo que la noticia se enfatizara y adquiriera una dimensión mayor. La gente comenzó a platicar mucho sobre este asunto, hasta el punto de que la fiesta de Halloween quedó supeditada a este acontecimiento, y se vivió como algo real, en toda su dimensión. El cuerpo físico de Mustafa, como símbolo de Halloween para este año.


Volando por Los Angeles, un angel mensajero, aspiró el efluvio del eco de esta ingente noticia y fué rapidamente a cierta comarca celestial para que se procesara adecuadamente. En los archivos celestes de Mostafa, ya constaba que ese hombre había dedicado su vida a escribir, de una manera un tanto original, queriendo dar un mensaje para mejorar el mundo.
Mostafa estuvo poco tiempo en la región purgatorial, pues no tenía mucho que hacer allí, tan solo pagar y expiar el fallo de haberse ido del mundo por la puerta falsa (el suicidio), que no conduce a nada, porque luego seguimos igualmente donde nos quedamos...


Cuando el ex-escritor salió del Colosal Edificio Cósmico Purgatorial, cierta postestad le esperaba y acompañó a su correspondiente Comarca Celeste, en cuyo recinto de admisión le dieron la bienvenida y un sobre especial que contenía la noticia, sobre la cual el ángel había escrito: GRANDE HA SIDO TU EXITO, PORQUE AHORA SE RECONOCERÁ EN TU PLANETA TODA LA LABOR QUE HICISTE, GRACIAS A UN TALLER DE ESCRITURA DE CASTELLON OF THE PLANA (HISPANIA). AQUI EN EL CIELO, YA SABIAMOS QUE ESCRIBÍAS BIEN, Y TE ESPERABAN IGUALMENTE UNAS BONITAS VACACIONES. PREPARATE A VIVIR TODO LO QUE HAS SOÑADO Y ESCRITO.
Bueno, algo así decía este mensaje de bienvenida al paraiso, pero no hagan mucho caso, porque al estar escrito en caracteres etéricos, no es muy dable a nuestro ojo físico.

Escribo, escribo y escribo, -ahora yo- y pienso que un relato no se acaba sino que se abandona, de igual manera que Mostafa abandonó su cuerpo, pero su alma sigue rumbo hacia lo atemporal, divinal y eterno.

Flores marchitas en un mes de noviembre




Rosa Vents
Por mucho que ella continuara gritando sus oídos ya no podían escuchar. Sus oídos nunca la escucharon, la oían y nada más. Ahora, ni siquiera eso.
Ella le seguía gritando, fuerte, reprochándole todo aquello que durante años y años de matrimonio la había ido matando poco a poco. Demasiado ofuscada con su propia rabia y pensamientos ni siquiera le importó que aquel cuerpo ya no respirase vida.
Aquel día Sara se levantó tarde. Hacía dos semanas que había dejado a Mustafá, después de casi 50 años de matrimonio, después de casi 50 años de prisión volvía a ser libre, pero no podía permitir que aquel hombre que destruyó su vida continuara siéndolo.
De nuevo se puso aquel vestido azul que tantos años había guardado, el que vistió por última vez antes de casarse y que ,sin querer, le había hecho ser el centro de todas las miradas. Ya no lo lucía como antes, aunque todavía se conservase bastante bien las arrugas en su piel eran visibles. Se puso delante del espejo y las observó de una en una, y con cada una de ellas vió pasar un pedacito de su vida; toda una vida, desperdiciada al lado de un hombre que nunca la comprendió.
De nuevo calzó los zapatitos rojos de tacón, aquellos de salón que sus amigas tanto habían envidiado, Sus amigas... ¿Qué habría sido de ellas?
Bajó a la calle y taconeó hasta el bloque de apartamentos, se sentía fuerte, se sentía segura, y con cada paso la idea que llevaba en mente se afianzaba más y más. La gente la miraba, una anciana con aquellos zapatos y aquel vestido era la imagen más bizarra que habían visto en mucho tiempo, pero a ella, francamente, eso le daba igual. Se sentía preciosa, se sentía de nuevo ella misma después de tantísimos años.
Llegó al bloque de apartamentos, decorado de naranja y negro para la ocasión, y ni siquiera se molestó en llamar. Todavía conservaba las llaves y, al fin y al cabo, ya sabía lo que él estaría haciendo en aquel momento, lo que hacía siempre a la misma hora: ver pasar a las jovencitas que salían del colegio, borracho como una cuba. Y así le encontró, sentadito en la terraza, entre muñecos de halloween y flores marchitas.
Allí le empezó a gritar, mientras entre sus pequeñas y arrugadas manos asía una pistola que no sabía muy bien como utilizar. Y entre grito y grito su dedo se deslizó suavemente sobre un gatillo que hacía tiempo que esperaba apretar... pum. Aquella historia había acabado por fin, aquel hombre que tanto sufrimiento le había provocado y que tanta vida le había robado quedó convertido en un macabro muñeco de Halloween, y ella, la flor marchita, se sentía contradictoriamente más viva que nunca. La venganza es un plato que se sirve frío y a Sara le encantaban los helados.

Querido hijo


KAYE SAUNDERS

Querido hijo Ahmed,

Ya estoy muerto y enterrado. No te tienes que preocupar por nada, he conseguido que los servicios sociales se encarguen de todo.

Te encantaría mi barrio, alborotado de tanta gente de colores, razas y religiones, el inglés apenas se habla. Incluso los vecinos son tan respetuosos que no me molestan para nada, que ni siquiera sé como se llaman.

¡Que fácil es alimentarse en este país! Pan y pan y algo para la mezcla de dentro, comes caminando o trabajando, no hace falta ni cocina, ni mesa para la comida familiar.

Incluso los sonidos son llamativos, la voz resonante cinco veces al día con timbre hipnotizante no se oye, suenan sirenas modernas varias veces a la hora.


Alucinarías con las tiendas, donde no cabe más de todo, nunca habrás visto tanta selección, te puedes gastar el salario en menos de cinco minutos y con ese fin va la gente ajetreada adquiriendo más.

El trabajo de taxista es muy entretenido a todas horas, decorado con amuletos de la suerte el taxi lleva a mucha gente distinta y me llaman todos Abu.

Yo dejé un tumultuoso Pakistán por el mundo de las oportunidades, una vida mejor. Ese trabajo tan duro ha servido para que tú como hijo mayor puedas administrar el dinero que os mando para conseguirlo: una buena educación, una buena formación un respeto para los valores morales y sobre todo fomentar una familia unida y feliz.

¡No vengáis! Disfrutad de lo que tenéis allí. De nada sirve tener una buena formación si los títulos no se convalidan. Si llevas turbante y barba la gente desconfía creyéndose con derecho a acusarte por actos ajenos. ¡Cuánto falta hace un hogar, lazos familiares, juntos celebrando nuestros ritos! Gozad de los olores de las especies en el mercadillo; regatead con el tendero; tened tiempo para disfrutar de una pipa de agua charlando sosegadamente con vecinos y amigos.

El peso de recuerdos; de juventud, paisajes, música, películas, la lectura, incluso el vestir. Apilan cada vez más sin tregua y junto con la cruel enfermedad recién diagnosticada se me hace más fácil tomar la decisión que me permite volver al rincón de lo antaño saboreado.

Considerad mi último acto como el regreso.


REENCUENTRO



IQuer
Nunca supe como llegué a esta situación, mi vida parecía normal dentro de esta sociedad privilegiada. No recuerdo cuando perdí el control, quizá cuando me divorcié. En aquel momento creí tomar la decisión correcta, el problema vino cuando decepción tras decepción no pude encontrar la pareja adecuada. Claudia si lo hizo, incluso me han contado que ahora está preñada.

Lo que más me degradó fue el no estar al lado de mis dos hijos, de no envejecer junto a ellos viéndolos crecer, de que otro ocupase mi lugar. Ni las prostitutas, ni el alcohol, ni el póker, consiguieron parar el proceso obsesivo-destructivo que se afincó en mi ser. Perdí la cualidad de habitar en el presente y de saborear la vida. El tiempo escapó a mi control como agua que se desangra entre los dedos cuando mas sed tienes, como un torrente que abandona tu cuerpo deshidratando así el espíritu y dejando al descubierto el lado más oscuro.

Tenía que actuar, el macho invasor tendría que morir, y a Claudia, ya veríamos. Mejor sería eliminarlos a los dos, pero... y mis hijos, los haría unos desgraciados. ¿Qué harían sin su madre?A quién pretendo engañar, el único que sobra soy yo. No tengo nada a que agarrarme excepto a estas rayas de cocaína, ni trabajo ni verdaderos amigos, solo un momento de lucidez para pegarme un tiro con gracia.

¡Bang!

¿Qué ocurre, por qué siento este intenso dolor después de muerto, o quizá no lo estoy? Aún me mantengo en pie, también puedo ver por el ojo que me queda, ¡he fallado el tiro!. No puedo hablar y por momentos me quedo sin fuerzas, tengo que llegar al balcón y pedir auxilio.

He conseguido sentarme en esta silla con la esperanza de que los vecinos me vean. Se extrañaran al verme en calzoncillos y la cara destrozada. Me estoy petrificando por momentos debido a la parálisis cerebral y la ventisca de nieve, mi piel debe de estar morada. Mierda, el maxilar inferior ha cedido y la lengua se ha descolgado, muchos muertos deben de tener mejor presencia que yo.

La gente que pasa por la calle se sobresalta al verme, pero al instante se les dibuja una radiante sonrisa. -Es el mejor que he visto, menudo adorno han colocado los muy jodidos-. Ese era el tipo de comentarios rancios que he escuchado durante cuatro días, menos mal que los niños me han hecho compañía, aunque a veces se cebaban tirándome bolas de nieve.

Jonathan ignoraba que en el otro extremo de la ciudad su mujer cargaba las maletas en su viejo coche. No podía aguantar más palizas y menos aún llevando una vida dentro. Supuso que el día de Halloween sería apropiado para volver a intentarlo, quería que sus hijos volvieran a ser felices.

Nada mas aparcar, los niños corrieron hacia su antigua casa. -¡Papá, papá hemos vuelto. Pa...paAAAAAAAAAAAAA!!!!!

Los gritos de pavor rescataron, por un instante, a Jonathan de la muerte. Quiso abrazarles, decirles cuanto los amaba, estrecharlos en sus brazos... pero solo una lágrima fue mensajera de tantos sentimientos. Una lágrima que se cristalizó al contacto con el frío y encerró para siempre la imagen de su familia en la retina.

miércoles, 28 de octubre de 2009

LA AUTOPSIA

Diego Navarro UBÉ

El inspector Toriop entró en la sala de autopsias, tratando de no hacer ruido para no estorbar el trabajo de la forense. No lo debió conseguir, ya que al momento la doctora Nostaw levantó la cabeza del cuerpo que estaba examinando y le sonrió.
-Hola, Johanna. ¿Qué te ha contado nuestro amigo?
-Muchas cosas, la verdad –contestó ella, con una mirada risueña que disparó todas las alarmas en la cabeza de Herb-.
-Bueno, pues ponme al día.
-Al señor Mostafa le dieron catorce puñaladas en torso y espalda, tres de las cuales alcanzaron zonas vitales. La perforación en el ojo izquierdo fue causada por un proyectil de 9 mm que quedó alojado en el lóbulo occipital.
-Le debió dejar el cerebro hecho papilla. Tenemos un casquillo del 9 corto en la escena, si encontramos la pistola que lo disparó, ¿tendremos el arma homicida?
-Siento decirte que no –respondió Johanna, en un tono que desmentía sus palabras-, el disparo se produjo después de la muerte.
-Bueno, entonces ¿qué me puedes decir del arma que se usó para apuñalarle?
-Querrás decir armas. Hay por lo menos tres tipos de incisiones distintas.
-Tienes que estar de broma –dijo Herb con aire abatido.
-Ya sabes que yo no bromeo con estas cosas.
-Sí, lo sé. Al menos podremos saber cosas del atacante, ¿no? Ya sabes: era zurdo o diestro, fuerte o débil… ese tipo de cosas.
-Pues si quieres mi opinión, las heridas son tan distintas entre sí, que yo diría que no tienes un único atacante.
-Sí, y a este hombre lo mataron en el “Orient Express”, ¿no?
-¿Cómo dices?
-Nada, sólo pensaba en voz alta. Estás disfrutando con esto, ¿verdad? Al menos dime cuál de las heridas es la que con más probabilidad le mató –contestó Herb derrotado-. Esta vez vas a verme dejar un caso sin resolver.
-Sí, no puedo y no.
-¿Qué?
-Que sí, estoy disfrutando viéndote sufrir; no puedo decirte cuál de las heridas le causó la muerte, ya que todas se produjeron postmorten; y este caso no va a quedar sin resolver.
-Entonces, si no fue el disparo ni las puñaladas, ¿qué lo mató? –preguntó sorprendido.
-Un infarto. Las heridas se produjeron al menos un día después del fallecimiento.
-Bueno, esto sí que es una sorpresa. Si la muerte es por causas naturales hoy me podré ir pronto. ¿Qué quieres que te prepare de cena, cariño?
-Tomaré algo aquí, yo aún tengo tres autopsias más –dijo Johanna mientras se acercaba a Herb y le daba un beso -. Me debes un buen masaje cuando llegue a casa.
-Cuenta con ello, cielo.

SI VIVIERA EN AMERICA

Maribel D`Amato

Si viviera en America cambiaría Zapatero pòr Obama, llevaria
zapatillas de deporte hasta mi trabajo y luego los cambiaría por
zapatos de tacón, viviría en un rascacielos de Manhatan o en una casa
con escalera hacia abajo. Celebraría el dia de Acción de Gracias con
su gran pavo incorporado. Me pondría debajo del gran arbol de Navidad
en espera del encendido mágico. Tendría algún hijo en misión
"humanitaria" en cualquiera de los paises en guerra. Y, sobre todo,
celebraría Haloween en condiciones. Pondría un muerto en mi balcón en
espera de que mis vecinos lo confundieran con una auténtica decoración
acorde con la fecha.
Pero no vivo alli y aunque me creía libre de todos estos tópicos me
percato que el "el hombre es el único animal que tropieza dos veces
en la misma piedra" ¿ Por qué?. Fácil. En general somos como monos
de imitación y aunque aún no hemos celebrado el día de Acción de
Gracias y, los que lo tienen, van al trabajo con los mismos zapatos
con los que vuelven. Aunque este país aún lo preside Zapatero para
bien de unos y mal de otros. Cierto es que en cada ciudad del pais en
que vivo cada dia siete de Diciembre se planta un árbol más o menos
iluminado, según Ayuntamiento, que hay familias que también sufren
por sus hijos -soldados esparcidos por paises en litigio-. Y, para mi
vergüenza, tambien aquí se celebra Halloween con sus calabazas,sus
disfraces gore y etc.,etc. De momento no tenemos muerto real que
confundir con decoración al uso. Vendrá. Solo hay que dar tiempo al
tiempo.

PROMETO QUE NO FUE UN ACCIDENTE


José Carlos Grajeda Pérez

Prometo que no fue un accidente. Prometo que no lo volvería a hacer. Puedo prometer, y prometo, que la vida me llevó a esa situación. ¿Puedo prometer y prometo? Ya parezco un político, y esa no es mi intención. No me hallo en ningún mitin, ni ante un auditorio repleto de gente, ni ante un grupo de personas hostil o a favor. No sé dónde estoy, no sé si todo es vacío y oscuridad o con quién demonios estoy hablando. Sólo sé que las palabras debería, tengo que, es conveniente… carecen de sentido, como toda sonrisa o cortesía social. Y sin embargo necesito un abrazo más que nunca.

¿Por qué lo hice? Supongo que para acabar con un terrible vacío que sangra mi interior, para transformar el vacío en nada. Sin embargo, irónicamente, el vacío ahora se ha hecho mucho más profundo que antes. Ya no puedo ver, oler, respirar o sentir. Me he convertido en un punto dentro de una fría laguna, pues desde aquí no alcanzo a ver ninguna orilla. Ojalá una barca cruzara las aguas para sacarme de este lugar. Pero, ¿qué lugar? Aquí no hay nada de nada.

Nadie entiende a los locos como yo, que dejan de existir por voluntad propia para convertirse en ecos vacíos de un periódico de sucesos. Debería sonreír un poco, a fin de cuentas las reacciones de un demente como yo no tienen ningún sentido, y eso es gracioso, ¿no?

Aunque para graciosa la cara de sorpresa del pobre chico que entró a robar a mi casa, que veía cómo mientras me apuntaba con el revólver, me acercaba a él sonriente. No me entendió cuando de repente le di la espalda y salí al balcón, sentándome en la mugrienta silla que guardo allí, y tampoco me entendía cuando hacía caso omiso de sus gritos y amenazas pidiéndome dinero, joyas…ese tipo de cosas sin ningún valor.

Pero lo más gracioso de todo fue cuando pensó que no había sido lo suficientemente duro y se acercó hasta mí para ponerme el revólver en la frente. Le agarré la mano, bajé un poco la pistola y me puse a mirar por el cañón del arma haciendo muecas como si de un catalejo se tratara. Como toda mi vida he sido un puto cobarde, le provoqué diciéndole que la tenía tan pequeña que seguro que se cepillaba a su revólver todos los días. Aún puedo sentir el temblor de su mano en la mía, el miedo que ocultaba tras esa fachada de agresividad y el estupor que sintió cuando yo, decepcionado por su pasividad, apreté el gatillo en contra de su voluntad.

Pobre chaval. Me hubiera gustado conversar con él, darle las gracias y una palmadita en la espalda…buen chico. Me hubiera gustado decirle que no se preocupara, a fin de cuentas llevaba el disfraz de Halloween, iba muy bien caracterizado, seguro que pasaría por parte de la decoración. ¿No se darían cuenta los vecinos? No hay problema, son todos unos idiotas. Al morir iba a convertirme en un muñeco, pero es curioso, creo que el principal muñeco fue el tipo que me mató.

DIVINO SICARIO




Verónica Segoviano


El aviso estaba en el tablón de anuncios de la recepción del edificio. Mostafa, el vecino del tercero conminaba a todos los residentes a organizar una fiesta de Halloween. El viejo se ofrecía a ponerse al frente de toda la operación y animaba a apuntarse en una lista. Observó con disgusto que ya se había inscrito la mitad de la parroquia.
Odilón venía de recoger un paquete de correos. Su hermana le enviaba una caja y un sobre. Vivía en un convento desde que era adolescente. Era la única comunicación que se le permitía en todo el año, así celebraba el Día de Difuntos. Se quitó la ropa de trabajo y se duchó. En la carta Águeda le contaba la campaña que el Obispado promovía para contrarrestar la fiesta pagana de Halloween. Se distribuía entre los feligreses, las escuelas y parroquias vía e-mail y la denominaban Halloween blanco. Consistía en organizar catequesis con los niños para hacerles ver la importancia de honrar a los Santos como modelos de la fe. Los asistentes invitaban también a sus amiguitos con el objetivo de atenuar el impacto de rechazo social por no participar de la misma forma que el resto. Se les informaba de manera sencilla, pero firme, lo negativo que hay en Halloween y el modo en que se festeja, ya que los hijos Dios son buenos y no se identifican ni con brujas ni con monstruos. Se les recomendaba disfrazarse de ángeles, santos y princesas; preparar bolsas con dulces (de la línea “Hadas y magos”, asociada a la bondad, la sabiduría y la valentía), regalos o tarjetas con mensajes (dibujos, poesías, oraciones, flores, estampitas o algo hecho en la clase de Religión); pasar por las casas que exhiben una cinta blanca (al resto no se les molesta) y ofrecer estos presentes, explicando que la Iglesia Católica celebra una fiesta muy importante en la que se recuerda a los Santos. Para evitar extraviarse, ser atropellados, ser violados, drogados o envenenados con caramelos, los niños siempre debían ir acompañados de un adulto o joven responsable que les sirva de modelo y protección. Poco más tenía su hermana que contarle, pero era suficiente. Se sintió orgulloso, ya quedaban pocos sitios como España.
Permaneció un buen rato pensativo, tal vez una hora. Cabiló sobre el triste retorno al antiguo paganismo, sin atisbo de sentido religioso. Halloween era la celebración de la maldad, la noche en la que los poderes satánicos, la brujería, el ocultismo estaban al más alto nivel. Odilón creía en el valor absoluto de los seres humanos y en la vida eterna a través del amor de Cristo, no en cuentos de reencarnaciones ni en la separación del cuerpo y el alma. Estaba dispuesto a hacer prevalecer el mensaje de amor, caridad, paz y esperanza que nos legó Nuestro Señor Jesucristo frente a la cultura y el pingüe negocio del terror de los países anglosajones y su imparable ascenso de popularidad.
Se sentó a la mesa frente a una hoja en blanco. Le costó unos diez minutos redactar la convocatoria para una reunión el Día de Difuntos. La llamó “Holly wins” (la santidad gana), una alternativa para atestiguar su esperanza y su fe en la Resurrección. Bajó al portal y colgó el papel junto a la lista para la fiesta de Halloween. Volvió a su apartamento, se despachó un buen desayuno y se acostó.
Dos días después, mientras esperaba el ascensor, algo le llamó la atención. Se acercó al tablón de anuncios. En su lista no aparecía ningún nombre, pero alguien había dibujado una calabaza parlante. Tenía una sonrisa malévola y decía: “Odilón, eres un mierda y un santurrón”. Estaba firmado por Samhain, El Seños de los Muertos. La lista para la fiesta de la competencia seguía aumentando. Descolgó la hoja de un zarpazo y se lanzó escaleras arriba. Habían arrojado huevos contra la puerta de su casa. Estaba tan sofocado que tuvo que meter la cabeza en el lavabo. Se miró en el espejo. Tenía la camisa empapada y pequeñas venitas rojas tamizaban el blanco de sus ojos. La nariz le quemaba.
Mostafa Mahmoud Zayed le abrió la puerta en chándal. Era negro y naranja. Su silueta se recortó a la luz de las velas. Le hizo pasar. Hablaba un inglés muy correcto, mejor que el suyo. Se preguntó cuánto tiempo llevaría en el país. No pudo distinguir bien la estancia, pero se barruntaban paredes forradas de libros y salpicadas de extraños objetos. No parecían jarrones. El viejo le ofreció sumarse al té que estaba tomando. La figurilla de un fauno bailaba sonriente en el fondo de una taza a medio apurar. Declinó la invitación. Al sentarse tuvo que apartar un viejo libro de piel. Su propietario se lo quitó de las manos, pero de reojo pudo atrapar el título: La Bíblia Satánica de un tal Anton LaVey. Cerró los ojos hasta que la voz le trajo de vuelta. No, no era una visita de cortesía. Le pidió explicaciones por el incidente del dibujo y la puerta. “¿Trato o truco?” le contestó Mostafa entre carcajadas. Disculpó a los previsibles infractores y le animó a apuntarse a su lista. No, tampoco tenía hijos. En desagravio el hombre, le ofreció un Halloween Kit: disfraz, dulces e instrucciones para la fiesta por 30 dólares. Odilón metió la mano en el bolsillo y apretó con fuerza. Los cristianos lo sabían todo sobre la rabia contenida. Ese era también su estado permanente.
Cuatro días después volvía de su trabajo cuando se encontró con el recinto acordonado. Recogía basura. Por las noches. El cadáver de Mostafa yacía inerte sobre una silla en el balcón de su apartamento a la vista de los residentes en el complejo. Había sangre por todas partes. La policía interrogaba a varios vecinos. La mujer del primer piso declaraba que sólo lo conocía de vista, pero que era muy agradable y vestía muy bien. Como no le dejaban pasar, esperó pacientemente junto a la fuente. Un matrimonio que vivía en el segundo afirmaba que había sido profesor de Teología y que, aunque estaba retirado, era un hombre muy activo; sin ir más lejos, estaba organizando una fiesta de Halloween en la comunidad. La anciana que ocupaba el piso contiguo creyó haber oído una estampida sorda el domingo, justo un rato después de que un corte de luz, debido a una fuerte tormenta de viento y lluvia, dejase a oscuras a todo el barrio. Cuando le llegó su turno el policía le preguntó cómo era posible que nadie se hubiese dado cuenta de lo que ocurría. Se encogió de hombros. Contestó que no parecía real, sino un muñeco de Halloween. Lo único que escuchó era el molesto sonido de las focas saltando al muelle de Marina del Rey. Se dirigió al portal e intentó subir al ascensor. Estaba ocupado. Decidió subir por las escaleras. Había una inscripción en cada puerta. Un agente se afanaba en anotarlas todas. Al pasar junto a él le enseñó la libreta.
Lc 6,31
Mt. 7,17
Mt. 6,13
1 Pe. 3, 8-12
St. 4,7
1 Pe 5,8
Ef. 6,11
Jn. 8,12

Le preguntó si tenía alguna idea sobre su significado. Odilón le respondió “¿truco o trato?”
El día uno de noviembre, Día de Todos los Santos, celebró su particular festejo de la unión del mundo de los vivos y el reino de los muertos. A primera hora se acercó al cementerio y arreglo la tumba de sus padres. Oró casi una hora, sabiendo que sus plegarias intercedían por sus almas. De vuelta a casa, como nadie le esperaba para hablar de sus difuntos, pensó que era el momento de abrir el paquete de Águeda. Huesos de santo directos desde la cocina del convento. Deliciosos. Siguiendo las recomendaciones del Obispado, sintió que debía compartirlo. Salió a la escalera. Llamó a las puertas de sus vecinos ofreciendo los dulces y postulando por las ánimas del Purgatorio. Ni comieron ni aflojaron sus bolsillos. Esperando el ascensor en la recepción se percató que aún colgaba en el tablón la lista de la fiesta de Halloween. Con grandes letras rojas agregó un nombre: el Convidado de Piedra.

CUANDO ALGO CIEGA TUS OJOS



LEOpoldo José Trillo-Figueroa Ygual

¡Buuum…!

Un estruendoso ruido despertó a Iñaki que, placenteramente, descansaba tumbado en la Vuelta del Castillo un céntrico parque de Pamplona. Aquel estampido lo había producido el primer aviso, la explosión del primer cohete que avisaba que, en apenas unos minutos, iba a comenzar el cuarto encierro de las fiestas de San Fermín.

Al abrir los ojos vio, delante de él, el rostro sembrado de pecas de Jennifer, una americana pelirroja a la que había conocido hacía apenas dos días y que estaba tan profundamente dormida que no se había enterado del estallido del cohete.

-¡Yeni, despierta…! ¡Despierta que nos perdemos el encierro! –dijo Iñaki- al tiempo que con sus manos movía con cierto brío el cuerpo de su adormecida compañera.

Iñaki no consiguió que Jennifer abriera los ojos hasta mucho después de dejar de escuchar el ensordecedor griterío que acompañó los apenas dos o tres minutos que duró aquel encierro.

Al final de los Sanfermines quedaron en volver a verse y, aunque todos sabemos que eso siempre se dice y que, en la mayoría de las ocasiones, las promesas las diluye el tiempo y al final se olvidan, en esta ocasión no fue así.

Desde aquellos días, una cortina de cabellos rojos, veló en la mente de Iñaki el rostro de las demás mujeres. No pasaba ningún día sin que invariablemente, a las diez de la noche, se sentara delante de su ordenador a chatear con ella. Sus amigos le echaban en cara que ya no saliera con ellos; pero él pasaba de sus amigos y de todo aquello que no tuviera que ver con “el amor de su vida”.

A primeros del mes de Octubre, Jennifer, empezó a hablarle del Halloween. Una de las fiestas mas arraigadas en su país, según le dijo, y él vio que esa era la oportunidad que había estado esperando como escusa para volver a verla. A finales de Octubre estaba en Los Ángeles.

A la mañana siguiente de su llegada, Iñaki salió a la terraza del apartamento de Jennifer y algo llamó su atención.

-¡Yeni.i ¡Yeni,,, mira eso!

-¿You want love?. Le contestó Jennifer desde el interior.

- No me hables en inglés por favor –le contestó Iñaki- háblame en cristiano que sabes que la lengua de Sespir, no es mi fuerte.

Jennifer, al tiempo que salía a la terraza a ver que sucedía, le contestó:

-¡Perdona cariño, perdona…! Simplemente te preguntaba qué querías.

-¿Ves lo que yo? -dijo Iñaki- al tiempo que dirigía su mirada hacia la terraza que tenía enfrente.

¿Ves esa terraza y al hombre que hay en ella? ¿No te parece que está muerto? Tiene la cabeza ensangrentada.

Jennifer, con una sonrisa entrecortada y mofándose un poco de Iñaki le contestó:

-Primera lección del Halloween. En IU…ESE… I…, USA para ti, en estos días, la gente decora sus casas con motivos un poco macabros; pero es lo normal y nos sirve como si fuera una vacuna. Conviviendo unos días con esas cosas, vemos como más natural todo lo que tiene que ver con la muerte.

-Vale, vale… perdona Yeni; pero es que parece tan real que a mi me había parecido un muerto.

-Lo entiendo –dijo Jennifer- pero ahora hacen imitaciones tan maravillosas que… ¡cualquiera llama a la policía para decir que ha visto un muerto en estos días! Por cierto… ¿recuerdas donde nos conocimos?

-Si claro –contestó Iñaki- pero… ¿Qué tienen que ver los Sanfermines con esto?

-¡Claro que tienen que ver! –le replicó Jennifer- ¿Qué me hubieras dicho tú si, al despertarnos una mañana en aquel parque, yo te hubiera dicho que llamaras a la Policía porque estábamos rodeados de muertos.

-Me hubiera reído de ti porque todo el mundo sabe que en San Fermín, el hotel mas concurrido para dormir es el “Hostal de la Luna. Es de lo más normal dormir teniendo como techo el cielo. Algunos parques de Pamplona, durante esos días, se convierten en verdaderos dormitorios y no cabe ni un alma en ellos. Hay, dicho en tu lengua y para que lo entiendas: overbuquin, aunque eso tu ya lo sabes porque estuviste allí.

-Pues aplícate el cuento – le respondió Jennifer- Si quieres hacer el ridículo llama tú a la Policía porque cuando vengan y vean que es un muñeco se reirán de ti y yo con ellos, porque te lo he advertido.

-Vale, vale, no llamo; pero, desde luego, el que lo ha hecho es un maestro.


Días después, en uno de esos Chat que regularmente mantenía con Jennifer, ella le reconoció que dos días después de haberse ido y, debido al profundo hedor que desprendía, se descubrió que aquel maravilloso muñeco era en realidad un hombre que había sido asesinado y dejado a la vista de todos con la certeza de que sería confundido con una imagen decorativa del Halloween.

Pasó el tiempo y con él también pasó el amor de Iñaki por Jennifer. Iñaki conoció a más mujeres, muchas de ellas fueron “el amor de su vida”; aunque después olvidó de ellas hasta su nombre. Pero nunca olvidaría lo que le sucedió en IU ESE I, como decía Yeni, cuando estuvo con ella presenciando en directo un Jalogüin.



27 de Octubre de 2009



EL OJO DE LA DISCORDIA




Pura Simón

Un tiro certero perforó el ojo produciéndole un aspecto más siniestro y lamentable si cabía. No hacía demasiado tiempo que John había conseguido su escopeta de aire comprimido, sin embargo, había adquirido ya tal práctica en su manejo que hubiera podido retarse con el más experto en cuanto a puntería se refería. De todos modos, la distancia que mediaba entre las dos terrazas no era excesiva; ambas compartían vistas a la parte arbolada de la urbanización, donde se encontraba la piscina y la zona de recreo. Realmente se trataba de un lugar muy agradable para vivir, aunque ahora adquiriera cierto aire lúgubre con todas las galerías repletas de grandes calabazas infernales, monstruos poseídos y funestas brujas a lomos de su mágica escoba. El motivo no era otro que la aproximación de la tan festejada noche de Halloween.

_¡Mami, Jonh le ha dado en el ojo al señor muerto de la casa de enfrente! _gritó el hermano pequeño para llamar la atención de su madre, que se hallaba en la cocina.

_Pero, Bill, si no es más que un repelente muñeco _aseguró el hermano mayor riendo, mientras apuntaba con su infalible rifle para volarle el otro ojo.

Ante la presencia de la madre, Bill insistía una y otra vez en que su hermano había disparado al hombre muerto de al lado. Ella, al mismo tiempo que reprendía la conducta del hermano mayor, intentaba tranquilizar al pequeño afirmando que, efectivamente, se trataba de un monigote y no dudó en censurar el mal gusto que habían tenido los vecinos colocando semejante fantoche allí a la vista de todos.

Apenas transcurrirían un par de días entre esta escena y la verificación de que aquel cuerpo, cuyos brazos colgaban de la barandilla de la terraza del segundo piso, no era de trapo ni de cartón piedra, sino que, ciertamente se trataba de un cadáver en toda regla.

Las pertinentes pesquisas que siguieron al hallazgo y la autopsia del cadáver fueron determinantes a la hora de sacar conclusiones sobre lo ocurrido. Era bastante evidente que se trataba de un intento de robo por parte de la víctima en ausencia de los inquilinos del apartamento. Éstos, a la vuelta de su viaje, habían descubierto el cadáver en su balcón tras haber encontrado la casa absolutamente revuelta. El alambre que se extendía a lo largo de la terraza para tender la ropa había sido el arma mortal. Seguramente, en un intento de huída por la azotea ante el temor a ser descubierto, hizo que el ladrón no reparara en el tenso cable situado justo a la altura de su cuello, el cual acabaría degollándolo de manera inmediata.

_Sí, parece que no hay duda de que así fue como se desarrollaron los hechos _afirmó el inspector de policía encargado de llevar el caso ante el juez que habría ordenado el levantamiento del cadáver.

_Pero, ¿y el ojo? ¿Qué explicación encuentra usted a ese ojo?

Este “detalle” supondría un impedimento para la absoluta resolución del caso, ya que generó las más diversas hipótesis, todas ellas, por cierto, bastante alejadas de la verdadera realidad.


martes, 27 de octubre de 2009

MI ÚLTIMA OBRA

SOSa cáustica
Frío. Mustafá con esfuerzo cierra los puños esperando aliviar esas gélidas manos con las que tanto había expresado, cuantos lienzos adquirieron vida en un pasado, cuantos sentimientos y pasiones plasmados en pocos metros cuadrados… Con sacrificio despliega las manos delante de sus ojos, las mira, las arrugas hacen mella en su piel, “un largo camino recorrido viejas amigas, pero ya no sois las mismas”, la agilidad y destreza con el paso del tiempo se transformaron en lentitud, torpeza y dolor; la artritis hace años que muestra su fuerza devastadora ante un sentimiento cada vez más grande de vulnerabilidad. Nudillos hinchados, dedos que parecen retorcerse entre ellos. Pronto acabará nuestro viaje…
Suspira y continúa la marcha hacia su casa, mientras miles de pensamientos revolotean por su cabeza, como si quisieran ser evocados antes de que sea demasiado tarde. Recuerda sus juergas de faldas y como, en la gran época de su vida, gracias a su irradiante carisma, no le faltaron mujeres, aunque ninguna le duró demasiado, nunca supo entenderlas o mejor dicho, nunca se molestó en intentarlo, su mundo interior era demasiado absorbente como para perder el tiempo con muchachas consentidas, que sin saber porqué siempre acababan con la misma canción: “arrogante, no eres más que yo”, “más allá de tu ombligo existe vida ¿sabes?”, “¿cómo puede habitar tanto cinismo en una misma persona?”… en su boca se esbozó una ligera sonrisa al recordar sus expresiones faciales de enfado, las cuales sólo le provocaban gracia, ya que jamás consiguió empatizar con ellas.
Saca las llaves para abrir la puerta de su casa, traga saliva, en ese momento todos sus pensamientos se desvanecen y vuelve la alienación, el mundo hacia tiempo que había dejado de tener sentido, así como su existencia dentro de él. La soledad era quien guiaba su timón hacia el vacío y los sentimientos nihilistas eran su compañía, en una vida insignificante desde que había dejado de expresar su creatividad.
Coge una silla del salón, en la cual había una bolsa y se dirige hacia el balcón, dispuesto a llevar a cabo su última obra de arte, la cual se exhibicionará en la mejor galería existente: la calle. Nervioso mira el reloj, ya son las diez, los fuegos artificiales no tardarán en empezar. De repente el cielo se ilumina y miles de colores se estampan en un cielo oscuro, devolviéndole un haz de luz, aunque sea de forma efímera. Contempla el firmamento durante unos instantes, consciente de que sus ojos pronto no volverán a ver más y con la mano temblorosa saca una pistola de la bolsa. Aunque siempre había sido impulsivo, esta vez había planeado muy bien lo que iba a hacer… Se oyó un estampido concordante entre tanto cohete y un corazón deja de latir.
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Rumores llegan a oídos ya sordos, hablando de un muñeco muy elaborado, en la que el autor había pensado incluso en las salpicaduras de la pared…
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Sirenas y voces desconcertadas… era un buen hombre, aunque no hablamos mucho, que lástima, ¿qué le habrá pasado?

CADAVER DECORATIVO


Isabel Ubé

Diario EL OCASO

Los Angeles 26 Octubre

Por RUPERTA CICUTA, Corresponsal en California

La policía de Los Angeles ha detenido hoy al presunto asesino de Mostaza Majaras. Recordemos que el cadáver de Mostaza permaneció cuatro días sobre una silla, en el balcón de su apartamento, en la Urbanización Marina Dorada. Los vecinos creyeron que era un motivo decorativo típico de Halloween, dadas las fechas, ya que iba ataviado con una chilaba y parecía tener un disparo en el ojo.

Al detenido se le conoce en la vecindad como "El Indio".

También por fuentes policiales se ha podido saber que la muerte fue provocada por un dardo envenenado que fue a parar al ojo derecho del difunto.

Según otras fuentes extraoficiales "El Indio" declaró que su vecino, al vivir en el apartamento contiguo, no le dejaba dormir porque todas las noches seguía el culebrón televisivo "El Canto de las Huríes". Desquiciado al no poder descansar, una noche de luna llena oyó croar a unas ranas en un estanque cercano y tuvo una idea. Compró una cerbatana a través de Internet y untó un dardo en la piel de varias ranas. Por suerte alguna debía de ser venenosa. Esperó a que se hiciera de noche y llamó a su vecino desde la terraza. Cuando éste se asomó le disparó con la cerbatana, alcanzándole el dardo en el ojo y el cuerpo cayó sobre una silla.

Allí permaneció Mostaza hasta que empezó a oler mal y "El Indio" pudo dormir hasta que lo detuvieron.



La vida lo mató.


Dori Valero

En La Marina (California) hay una hermosa urbanización de apartamentos para ancianos. Es una comunidad tranquila en la que los jubilados viven sin sobresaltos. La mayoría de ellos son antiguos trabajadores del estado (carteros, maestros, algunos funcionarios de la administración local,...)

Entre todos ellos destaca Mustafa Mahmoud, ex director de un colegio público. Después de 50 años trabajando en uno de los centros educativos más duros de la zona un día se dio cuenta que no tenía nada. Su mujer acababa de morir de cáncer, no tenía hijos y todos los adolescentes que habían pasado por su despacho ahora eran como borrosos recuerdos, la mayoría de ellos dolorosos: cárcel, drogas, bandas, muerte. Recogió si despacho, medio siglo de esfuerzo cupieron en una caja de cartón. Arrastrando los pies y abrazado la caja salió por los pasillos del colegio, no miró hacia atrás, subió al coche y desapareció colina arriba.

Unos meses más tarde se instaló en el 4E B2 de la hermosa urbanización para jubilados buscando soledad y un espacio propio en el que rumiar sobre el por qué de su vida. Rodeado de libros, discos de vinilo, algunos álbumes de fotos que mostraban la felicidad al lado de la compañera de su vida y un montón de esperanza que habían ido desapareciendo,… comenzó a componer en el piano de pared pequeñas melodías en sordina, para no molestar a los vecinos, pero también para no molestar su estado quietud y calma, de serenidad.

Todo ese mundo se vino abajo cuando el 4 de julio apareció una vecina con una tarta y una sonrisa profident para invitarlo a la barbacoa de la urbanización. Mustafa intentó ser amable, pero no lo consiguió y los maliciosos comentarios sobre el viejo director de colegio empezaron a circular por el complejo.

Los que más disfrutaban con estos rumores eran los niños que de vez en cuando visitaban a sus abuelos y se quedaban algún fin de semana a dormir con ellos. Uno de sus juegos preferidos era llamar al timbre y después salir corriendo. A finales de julio, Mustafa era mudo y se comunicaba a través de gruñidos. En agosto, además, hacía experimentos con animales como el doctor Frankenstein. En septiembre ya se había comido a tres niños, según algunas versiones.

Halloween se acercaba y se pasó una circular a los vecinos. Este año habría una especie de concurso y la mejor decoración obtendría un premio, una sabrosa tarta de calabaza, especialidad de la vecina entrometida que acabó con la tranquilidad de Mustafa el 4 de julio.

Aquella noche, como cada noche, cuando ya no se oía a nadie y el viejo director podía estar tranquilo con sus pensamientos y consigo mismo. Salió al balcón, se sentó relajadamente en la silla de lona y encendió un cigarro. Cada calada llenaba sus pulmones de un escozor ardiente que le hacía sentirse vivo. Cada exhalación le permitía soltar el lastre que suponía ser acosado por aquellos pequeños y grandes diablillos. Solía pensar que después de tantos años los críos seguían siendo su penitencia y sus responsables su purgatorio. Pero agradecía el purgatorio en la tierra porque eso suponía que podría llegar antes al cielo donde le esperaba su amada, su luz, su vida.

Un rápido fogonazo en el cielo rompió la noche y luego todo quedó tranquilo, solamente algún grillo se permitía entonar su canto durante la madrugada.

A la mañana siguiente, la urbanización se despertó. Los vecinos sintieron curiosidad por aquella magnífica decoración que el huraño director había colocado. Algunos comentaron que el ermitaño había puesto “eso ahí” para alejar a los curiosos de sus experimentos.

Cuatro días más tarde, el hijo de una de las residentes fue a ver a su madre y se percató de aquel insólito “muñeco” que había en la terraza. Después de algunas discusiones decidió llamar a la policía. Había algo extraño en toda aquella situación.

Al llegar los policías llamaron a la puerta. Como no recibieron contestación forzaron la entrada, entraron en el apartamento y buscaron en todas las habitaciones al inquilino, había desaparecido. Finalmente, se acercaron a la terraza a ver qué macabra decoración había dejado el viejo director.

El agente que salió a la terraza no pudo reprimir una arcada que le hizo entrar en la vivienda precipitadamente.

- Avisa a la central. Que venga el equipo forense y asegura la zona.

Al cabo de una hora la hermosa y tranquila urbanización de jubilados era un hervidero de periodistas, cámaras, policía y, sobre todo, rumores, muchos rumores:

- Aquel hombre dice que lo han asesinado de un tiro en el ojo.

- Yo he oído que se suicidó.

- A mí me ha comentado el hijo de un amigo que es periodista y está cubriendo la noticia que ha sido un ajuste de cuentas.

- Calla, calla, según he oído a un policía todo esto está relacionado con la brujería –dijo al tiempo que se santiguaba la vecina de las tartas- ha sido vudú.

Al final de la tarde, el forense, ayudado de dos de sus hombres sacaba el cuerpo de Mustafa de la vivienda para llevárselo al Anatómico Forense para hacerle la autopsia.

- Pobre diablo – dijo uno de los hombres- sale a fumarse un cigarro a la terraza y la esquirla de un meteorito le acierta en el ojo y lo deja seco.


DE DIOSES Y DE MONSTRUOS


ENRIC SERRA PRADES

Y allí estabas tú, como una gárgola demoniaca asomándose desde lo alto de una urbanización a la moderna ciudad en la que todos los que pasaban se reían diciendo al ver tu cuerpo desollado, la cara deformada, un ojo aquí otro allá:

-¡Mirad, niños: qué imaginación para la noche de Halloween!

-¿Nos disfrazaremos así, papá?

Todos, al pasar y dar con la mirada al cielo, se reían. ¿Quién no se ha reído tal vez de la máscara de Scream?

Y en lo alto estaba el cadáver putrefacto, en descomposición, de aquel hombre ignorante que después de ser asesinado o suicidarse, iba a convertirse en el show cinegético y pseudonecrófilo de todo un país.

Mientras, los años pasaron, y a una fiesta de Halloween le sucedió otra, olvidándose de aquel pobre hombre, que en 2009 se convirtió en el símbolo de Halloween. ¿Quién sabe? Tal vez él fuera Halloween, y hubiese muerto por nosotros para continuar con cada uno de nosotros el macabro ritual de ser el espectáculo a manera de expiación de un público ávido de negras y morbosas sorpresas.

lunes, 26 de octubre de 2009

ACULTURACIÓN



Vicenta Gallego

Quizás el señor Mahmoud pensó igual que el protagonista de la película "Gran Torino" de Clint Eastwood que, ante tanta locura y oscuridad de almas , asesinatos y demás, decide suicidarse y suicidandose liberar a sus vecinos de la extorsión continua de una banda de malhechores.Tenía una enfermedad terminal, era mayor y eceptico, así es que decide beneficiar a su comunidad dejándose matar. Queda como un héroe asesinado, no suicidado (sería bien diferente).
Podría ser que, el señor Mahmoud, con setenta y cinco años, estuviera enfermo, o no, y decidiera mostrarles y mostrarnos, lo "rayados" que viven en Marina del Rey ( ja, ja; Marina de.... ¡ horror !). Para ello elige la festividad de Halloween , disfrazándose de muerto-suicidado; será lo mejor del Halloween este año y ya verá todo el mundo cómo deliramos aquí, pensó. Sabe que sus vecinos enloquecidos por el evento, darán rienda suelta a sus fantasias más macabras; adornarán sus casas y comprarán y comprarán artilugios para darse miedo. ¡ Miedo !, ya verán lo que es el miedo cuando se den cuenta de que no han sidos capaces de distinguir lo que es un muerto de verdad de un muñeco comprado en unos almacenes, eso sí que debería darles miedo...,,, liberarlos de la idiotez y confusión en la que viven, unos segundos, sólo unos segundos pensando y me sentiré bien muerto.
Claro, que el señor Mahmoud se quedó corto calibrando la idiotez de sus vecinos; tardaron cuatro días en descubrirlo. ¿Pensar?,¡ imposible! su cerebro está derretido, como el nuestro, mientras se celebre la "fiesta" de Halloween, ese engendro estúpido y consumista, que nos conduce inexorablemente a una acultutaración sin retroceso.

domingo, 25 de octubre de 2009

MI VIDA, UN CHISTE.


Anónimo
Mar Olmedo

Toda mi vida fué un chiste,incluso mi final,no podía ser de otra manera.Desde que nací las cosas más inesperadas e insólitas,siempre me ocurrían a mí.
En el colegio ya fuí,motivo de bromas entre mis compañeros,si había una avispa me pícaba a mí,si una enfermedad contagiosa se expandía por la clase,yo era el primer alumno que se enfermaba y guardaba cama.
Siempre fuí motivo de burla,pero no me sentía diferente,solo que tenía asumido que algo en mi persona atraía cuantas desgracias ocurrían a mi alrededor.Al mismo tiempo,conforme pasaban los años y sobre todo en la adolescencia,tenía la sensación de pasar desapercibido,era como si la indiferencia de los demás me rodeara en todas las circunstancias.
Estudié con ahínco en la universidad y pude sacar unas notas pasables,como profesor me propuse ayudar en clases para adultos,sobre todo en zonas marginadas y con individuos un tanto especiales.En un principio no tuve en cuenta que la mayoría de mis alumnos,portaran instrumentos cortantes en clase,ni tampoco que me amenazaran constantemente,pidiéndome dinero,o que me pincharan las ruedas del coche,supongo que lo veía normal,no me asustaban.No tanto por mi valentía,sino por la dejadez con que me solía tomar todas las cosas.
Mi vida era muy sencilla,vivía en Los Angeles,en un piso un poco destartalado diría yo,vivía sólo y ni las labores de limpieza ni la cocina,ejercían ninguna atracción sobre mí.
Y ahora a lo que vamos,estoy recordando todo esto desde el balcón de mí apartamento,llevo cuatro días aquí,mirando toda la gente que pasa en estos días tan festivos,bueno mirando con un sólo ojo y pensando si alguien se dará cuenta,de que estoy muerto.
Esto si que es gracioso sólo me podía pasar a mí.
En fin,les contaré lo que me sucedió.
No les hablé de uno de mis mejores alumnos Kevin,el más aseado,el mejor vestido,bueno siempre estaba dando sobres y recogiendo otros,lo consideré generoso por naturaleza,me asombré mucho cuando lo encontré en mí piso(sin haberlo invitado) y me dijo que íbamos hacer negocios juntos.
Casí me da un ataque de risa,yo que jamás había hecho negocios con nadie.No sé porqué extraña razón,él estaba convencido de que guardaba dinero en casa,sí yo todo lo guardo en el banco.Al intentar explicarle la inutilidad de su broma,pues no tenía dinero en casa,ví relucir un brillo de arma en su mano derecha,claro entendí que en Hallowen todos llevaban disfraces extraños,me acerqué a él con tan mala pata,que tropezé con el sillón de la esquina,cayendo de rodillas a su lado,no sé porqué razón se asustó,ni como se le ocurrió apuntarme en el ojo con su arma brillante,sólo se que reía y que me dejó en el balcón sentadito en mi silla,removió cajones,armarios y al rato se fué silbando una canción.
Curioso no,aquí estoy viendo la gente pasar,tan divertida,tan ajena a todo,tan indiferente como siempre a mí persona.
Pero,un momento eso que se oye, son sirenas de policía,sí parece que sí.
Por fin,alguien me hará caso,se darán cuenta que no soy un muñeco,aquí ,estoy aquí.No sé,espero que no pasen de largo,que chiste de vida,que chiste.

Halloween


Elena Torrejoncillo

Aquel fue un amanecer impaciente e indeciso entre dos colores contrapuestos. Finalmente, como si quisiera sumarse al ambiente de misterio conveniente para la celebración que se avecinaba, el día amaneció brumoso y de un intenso gris plomizo.

Los vecinos de la lujosa urbanización Redfields – así llamada por el precioso color rojizo que adquirían sus árboles cuando llegaba el otoño-, se afanaron en terminar pronto sus respectivas tareas, con objeto de poder dedicarse cuanto antes a la preparación de las fiestas con las cuales celebraban el Halloween.

A decir verdad, tenían a gala esmerarse en la celebración por todo lo alto de cualquier evento que se preciase. A menudo, competían entre ellos para ver quien era el más ocurrente, el más original o magnánimo. En Navidad poseían el abeto más alto, el mayor número de luces de colores, y casi tantos Papa Noel como residentes. Consecuencia de ello era que la urbanización resultaba de una decoración tan espectacular que, incluso los vecinos de complejos residenciales adyacentes, se acercaban con admiración para contemplar aquel espectáculo.

En Halloween, las fachadas –e incluso interiores- de las casas, se engalanaban con gran profusión de grotescas calabazas, brujas, esqueletos y cuantos elementos terroríficos pudiese idear cada cual. Pero aquella mañana, los Smith se habían adelantado a todos, con una puesta en escena espectacular.

Se trataba de un cadáver, sentado en una silla frente a la ventana, que casi parecía real. Incluso, para dar más realismo, habían simulado un balazo en pleno ojo. Sin duda, debían haber estado trabajando toda la noche para preparar semejante muñeco, pues en ningún comercio especializado, nadie había visto nada que se le pudiera comparar. Había que reconocer que los Smith habían puesto el listón muy alto aquel año…

Para acentuar el misterio, durante los cuatro días que duraron las celebraciones del Halloween, los Smith no se dejaron ver por la urbanización. Ni siquiera el día de la cena de gala en el local social, donde todas las mujeres iban disfrazadas de brujas y los hombres de esqueletos. Aunque tampoco les extrañó demasiado su ausencia, pues hacía poco tiempo que residían allí y no se relacionaban demasiado con sus convecinos. Ahora, eso sí, el muñeco de trapo permanecía en la ventana, como testimonio de su particular modo de participar en la fiesta, siendo el elemento más comentado y admirado por todos.

Cuando finalmente, tras unos días, apareció la policía por allí para el levantamiento del cadáver y esclarecimiento del crimen, los vecinos de la idílica Redfields, tras el estupor inicial, pensaron -en su mayoría- que, verdaderamente, para el próximo año, les habían puesto el listón muy alto.

viernes, 23 de octubre de 2009

EJERCICIO 3




"Los vecinos de una urbanización de Los Ángeles confundieron el cadáver de un vecino que llevaba al menos cuatro días muerto con decoración de Halloween" (Los Ángeles Times).

El ejercicio consiste en recrear las circunstancias en que todo sucedió, es decir, el antes: causas, motivos por los que lo mataron, cómo sucedió y qué pasó después: indiferencia de los vecinos, falta de interés en los otros o confusión fingida.

Más información en:

http://www.google.com/hostednews/epa/article/ALeqM5jU0KhdoFNkcmKEy77cuj__83Gi8w
http://www.elmundo.es/elmundo/2009/10/16/internacional/1255726849.html

La imagen pertenece a:
http://www.manualidadesybricolage.com/wp-content/uploads/2008/10/farolillohalloween.jpg

EL RATÓN TELETRANSPORTADO.



Raquel Bellmunt Llobet.

Érase una vez, el ratón Mickey Mouse

que se asomaba a aquel espacio de tiempo

en el momento en que el artista pintaba en el lienzo


Se encontró en el año 1930

vió a una niñita llamada Cayetana

subida a un poni de la raza hispana


El pintor no dudó en plasmar al ratón

asomado a su cuadro multicolor

intuyendo que el día de mañana

el ratón afamaría su gran creación


Pasaron los años y el famoso ratón

desde su casa en Disney world

contempla su acción de teletransportarse

como una joven afición.